A esta alturas la tierra ya esta lo suficiente caliente para
que germinen todas las semillas de los cultivos de verano. La
prueba está en el que el lugar donde limpiamos los cubos de tomate después
de hacer las conservas (pieles sobrantes, trozos estropeados y semillas) se ha llenado de tomates. Es como un
semillero espontaneo donde han germinado
las semillas que cayeron encima de la
tierra, las gallinas se comieron los restos de tomate, con sus patas rebuscaron
entre la tierra y enterraron las semillas. Con las lluvias de hace un
tiempo germinaron y comenzaron a crecer,
ahora están listas para pasar al huerto. Están listas para cubrir los huecos
que han quedado en la segunda barraca y
pronto pasaran a formar parte de la barraca de tomates tardíos que quiero plantar la próxima semana.
Estas tomateras son
las que han sobrevivido a una selección de cientos de semillas caídas al suelo,
las que no se han comido gallinas ni pajaros, la que no se han llevado las
hormigas, las que no han quedado demasiado profundas para germinar, las que no se han quedado muy superficiales y no han
germinado. Después de germinar no todas
sobreviven, solo lo han hecho un centenar, las suficientes , aunque todavía tienen
que sobrevivier al trasplante a su lugar
definitivo en la huerta.
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