sábado, 10 de marzo de 2018

Escardar o rascar la tierra.



Cuando la temperatura de la tierra es la adecuada y la humedad es alta las semillas germinan.
Por ello junto a las patatas han germinado  miles de hierbas, tanto de invierno como ortigas como las de verano.
Competirán por los nutrientes  junto a las patatas, pero sobretodo absorberán rápidamente la humedad de la tierra  y forzarán a tener que realizar más riegos  y gastar más agua.
El crecimiento de las hierbas es muy rápido y en pocas semanas serán más altas que las patatas, cubriéndolas y quitándoles luz y ventilación. Lo que aumentará la probabilidad de enfermedades. Pero sobretodo  se traducirá en unos bulbos de patata más pequeños.
Por ello antes de que se descontrole hay que escardar la tierra. Se trata de romper la primera capa de la tierra con una azada pequeña, sin profundizar,  solo los primeros centímetros, sin arrastrar la tierra ni moverla de su lugar. Con ello se dejan todas las hierbas cortadas con sus raíces sueltas que en pocas horas morirán.
Esta tierra suelta hace el efecto de acolchado y consigue mantener mucho más tiempo la humedad por debajo de ella, también  impide que salgan nuevas hierbas.
Este efecto durará hasta que llueva o hasta que se riegue, ya que esta tierra suelta se volverá a integrar de nuevo  al campo.






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