La importancia de guardar las semillas ya la he explicado en
muchas ocasiones. Una de las razones es
disponer de semillas sin coste alguno, pero tal vez la razón principal sea
saber exactamente cuál es la planta que
nos va a germinar, sin las sorpresas muchas veces de que esa
planta que ha germinado no corresponde exactamente con lo que
buscábamos o que esas plántulas que nos han vendido al final
no es lo que habíamos pedido.
En los viveros muchas veces son intermediarios y los plantones que nos venden muchas veces ellos
se los han comprado a un tercero, por lo que aunque sean de nuestra total
confianza y ellos pongan todo el interés en darnos el mejor producto, muchas
veces nos dan gato por liebre.
Por ello guardando semillas y conociendo la
evolución de la planta de donde vienen nos aseguramos en gran parte que
sus descendientes serán de la variedad que queremos.
Pero la razón que más me convence para guardar las raíces es
saber que esa planta de variedad elegida que recolecté y me gusto volverá
en la siguiente temporada. Una variedad que año tras año se va
acostumbrando al microclima de mi
huerto, a la tierra y sus propiedades, al tipo de agua de riego y a los
insectos y plagas de mi zona.
Una planta que se acopla a esas condiciones y que trasmite genéticamente las condiciones y los
cambios a sus semillas. Unas semillas que año tras años mejoraran su
rendimiento y se convertirán en una variedad local con características
especificas para nuestra zona.
También tenemos que poner de nuestra parte y dejar para
recolectar semillas aquellas plantas más sanas y vigorosas que destaquen sobre
las demás y que no estén enfermas y que sus frutos estén bien.
La segunda parte será saber cuál es el mejor momento para la
recolección de las semillas y la mejor manera de conservarlas.
Las semillas son otro tema en la actividad de la huerta, en
un debate en si es mejor comprar los plantones e ir cambiando
de variedades y probando productos nuevos buscando la planta perfecta para nuestro
huerto.
Muchas veces la germinación de las semillas, sobre todo al
principio, es muy frustrante. Por ello creo que lo mejor es combinar ambas
cosas, germinar nuestras propias semillas y comprar plantones para seguir teniendo variedades
y productos nuevos muchas veces modificados y con muy buenos resultados (como
los melones injertados sobre calabaza que he comprado este año).
Lo de guardar semillas también se hace en jardinería, siguiendo los mismos criterios que con las semillas de cultivo de huerto y tienes toda la razón, no siempre funcionan, pero cuando lo hacen se pueden conseguir especies que se han adaptado perfectamente al clima, el suelo, el agua y hasta los insectos del lugar.
ResponderEliminar¡Un post magnífico!
Un beso enorme.