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No todas las tierras son iguales, ni sus propiedades, ni sus
condiciones ni sus respuestas a los
diferentes cultivos. Por ello es importante conocerla.
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Que la tierra hay que cuidarla, que si la descuidamos con
los años nuestros cultivos no irán bien por mucho interés que pongamos en el
resto de actividades.
Que si la llenamos de nitratos al final contaminaremos los acuiferos subterraneos. y que si no aportamos estiércol las plantas no crecerán bien. Que los plásticos que se nos caen al suelo permanecerán allí siempre y que con las rotaciones de cultivos no solo no agotamos los nutrientes sino que mejoramos sus propiedades.
Que la tierra no es un trozo de esponja, que tiene toda una
vida en su interior y que las lombrices
y el resto de insectos no sobran en la tierra. Que intentar tener una
tierra si vida a base de aportar insecticida al suelo solo es la última opción
cuando vemos que las plantas y sobre todo los bulbos han perdido la batalla.
Que las plantas necesitan recoger nutrientes de la tierra a
partir de una tierra húmeda y no es que necesiten beber agua lo descubrí tal vez demasiado tarde. Descubrí que no por
más agua la planta van mejor y que las malas hierbas no son malas, solo son
hierbas.
La tierra hay que cuidarla porque se quedará ahí cuando ya no esté mi huerta, tal vez vuelva a ser un
bosque.