El bancal de verano permanece vacío, la tierra esta
descansando, oxigenándose, recuperando sus propiedades. Las lombrices están
trabajando y los microorganismos actúan
restableciendo las propiedades.
Yo aprovecho para quitar piedras, las ultimas lluvias caídas
compactaron la tierra y dejaron gran parte de las piedras al descubierto, con
el rastrillo las recojo y las quito. Es cierto que las piedras hacen una tierra
menos compacta y más suelta, pero para bulbos y
hortalizas de raíz no es lo mejor.
Pero recogiendo piedras me he dado cuenta de que en la
tierra hay mucho plástico, desde trozos de bridas de atar las cañas de los
tomates hasta trocitos de plástico, tapones
y trozos de tubo de goteo. Permanecen ahí, años y años prácticamente
intactos, no se deterioran casi y no se descomponen como ocurre con la madera o
el hierro.
Por ello me he dado cuenta de en la huerta tengo que reducir
al mínimo posible la utilización de plásticos. Hace años que deje de utilizar
la rafia de plástico por rafia natural de esparto, pero todavía siguen
apareciendo restos de rafia plástica al
remover la tierra, la rafia natural caída al suelo se descompone y se convierte
en compost en una temporada.
Este año quiero dejar de utilizar bridas de plástico para
atar tutores y cambiarlas por cuerda.
Hay materiales como el tubo de goteo o el plástico para
tapar la tierra que será mas difícil , pero la solución será tener especial
cuidado en evitar y recoger el plástico que caiga al suelo.
Voy a poner una caja para poder reciclar todo el plástico
que generan los trabajos y así que so se mezcle con el resto de residuos
recogidos.
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