Ha estas alturas del
ciclo, las tomateras comienzan a secarse
por culpa de enfermedades, virus y
hongos. Se plantaron al mismo tiempo, se han regado y las condiciones han sido
iguales para todas las plantas, pero sin embargo a algunas de ellas se mueren y
en cambio a su lado otras permanecen perfectas.
Las enfermedades por hongos como la botrytis, el mildiu y
oídio
Y las bacterias como el chancro, la roña o la mancha negra.
A estas alturas ya no vale la pena perder tiempo ni dinero
en controlar los hongos, durante julio y agosto la prevención con azufre y
cobre ha permitido llegar bien hasta aquí.
Para evitar los virus
se hace necesario desinfectar las herramientas, sobre todo las tijeras
que se utilizan para cortar los brotes secundarios y limpiarse siempre las manos con jabón o lavar los guantes.
Con las bacterias solo vale la prevención, sobre todo con
cobre, una vez detectada en la planta ya poco o nada se puede hacer.
Por eso desde hace algunas semanas que cuando una tomatera comienza a enfermar o secarse la
quito para que no trasmita la enfermedad a sus compañeras.
Los síntomas comienzan desde la base y van subiendo hacia el
tallo más alto, secando la tomatera y acabando con ella. Pero ahí no acaba en
pocos días sus compañeras tienen los mismos síntomas y terminará igual.
Por eso eliminando las matas enfermas se consigue mantener
más tiempo las tomateras sanas.
Si el tiempo sigue así seguiremos disfrutando de tomates recién
cogidos todo el mes de octubre.
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